La más reciente enseñanza sobre derechos fundamentales del ser humano la dio el Presidente de los Estados Unidos de América cuando emitió la Orden Ejecutiva decretando alivios migratorios a millones de inmigrantes, constituyéndose este acto de gobierno, en un trascendental e histórico legado de humanismo y de justicia social.

La lección que nos deja esta acción gubernamental es sumamente sencilla, basta con tener un corazón generoso para que las personas irradiemos acciones amorosamente humanas. Agustín de Hipona decía “Todo gobierno tiene por único objeto el bien de los gobernados”, y el filosofo enciclopedista franco-alemán Barón de Holbach habría dicho: “Un alma verdaderamente grande abraza en su cariño a todo el genero humano, y querría ver felices y dichosos a todos los seres humanos”.

Hoy en la conmemoración del Día Mundial de los Derechos Humanos deberíamos reflexionar profundamente sobre nuestras acciones, sobre nuestros comportamientos, y fundamentalmente, sobre las decisiones que tomamos. Si en cada uno de nosotros naciera una manifestación de generosidad y de respeto amoroso hacia todas las criaturas que habitamos este universo, tengan la absoluta seguridad, que el rumbo de la humanidad comenzara a ser diferente. 

En pleno siglo XXI la humanidad necesita que le enseñen a insertarse en la transformación de la realidad, a ser significantes en medio de las globalizaciones crecientes, y a comprender que la evolución del ser tiende a que seamos más sensibles y más respetuosos con nuestros congéneres.

Acaba de registrarse la marca de marihuana “Marley Natural” de la familia de Bob Marley, y como todos sabemos, aquí en EE.UU., es muy normal que en cualquier casa haya suficiente armamento como para borrar a una escuela del mapa, sin embargo,  nos escandalizamos porque se le trata con afecto y humanismo a inmigrantes que entregan su vitalidad y su emprendimiento a esta gran nación. Es una ironía que el negocio del encarcelamiento a inmigrantes de origen hispano y afrodescendientes sea precisamente, en mayor índice, por ilícitos de drogas y  de armas. Esta absurda pseudo realidad que subyace tras estas estadísticas haciéndonos creer que los malos son los otros, los mestizos, los afrodescendientes, los inmigrantes, todos presuntos delincuentes, debe y tiene que cambiar. Y como esta realidad hay muchas otras que debemos y tenemos que cambiar en la economía, en la educación, en la salud, en la agricultura, en la política, en el medio ambiente, etcétera. 

En resumen, no basta que sepamos, debemos aplicarlo; no es suficiente quererlo, se debe también hacerlo.

“Los derechos humanos son sus derechos. Tómenlos. Defiéndalos. Promuévanlos. Entiéndalos e Insistan en ellos. Nútranlos y Enriquézcanlos… Son lo mejor de nosotros. Denles vida” Kofi Annan. (Fue el séptimo Secretario General de la ONU).

ARNOBY BETANCOURT
TRABAJADOR POR LOS DERECHOS HUMANOS
ESCUELA COMUNITARIA DE DD.HH. DE TEXAS

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