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Justicia con engaño, no es justicia

Miles y miles de seres humanos de nuestra hermandad inmigrante latinoamericana domiciliados en los Estados Unidos de América, están siendo condenados, ignorantemente, mediante las famosas DECLARACIONES DE CULPABILIDAD, que no son otra cosa, que los acuerdos pactados entre fiscales y abogados defensores, sin importar  sus derechos fundamentales como acusados ni sus garantías procesales; y esos acuerdos, son ampliamente aceptados en gran parte bajo el supuesto pragmático de que si cada caso penal fuese a juicio, el sistema de justicia estadounidense colapsaría; ignorando que el ir a un juicio es un derecho humano fundamental y no un delito como lo pretender hacer ver.

En un informe de 126 páginas emitido por “Human Rights Watch” se detalla como fiscales federales a lo largo de EE.UU. obligan a los acusados de delitos a declararse culpables amenazándolos con imputarles delitos que implican severas sentencias obligatorias y solicitando agravantes sobre sus penas.

Los fiscales también ofrecen sentencias mucho menores a los acusados a cambio de que se declaren culpables, obviamente que este proceder lo ejecutan con mayor éxito, gracias a la complicidad de algunos abogados ruines y sin ética y, carentes de sensibilidad humana con nuestra hermanos inmigrantes, ya que le hacen el juego a esa perversa estrategia jurídica que está siendo aplicada en la justicia estadounidense y, que no solo está alimentando el lucrativo negocio de las cárceles, sino que facilita la despiadada deportación que a innumerables familias ha destrozado. 

Y nadie se imagina, la impotencia y el sufrimiento de aquellos acusados que no aceptaron el constreñimiento para declararse culpables; y que por considerar que ir a un juicio era su derecho, los fiscales aplicando una justicia vengativa,  pidieron penas excesivas e inhumanas,  condenándolos a la desesperanza y al olvido. Con alguna razón, Shakespeare dijo que la piedad es la virtud de la justicia y sólo los tiranos la ejercen con crueldad.

No es este escrito una apología a la impunidad de quienes sean criminales; realmente es un llamado para que nos sensibilicemos y seamos solidarios con quienes silenciosamente están viviendo un calvario en sus vidas, ya sea porque son personas inocentemente condenadas o personas que infringieron la ley pero la justicia se extralimito sancionándolas por un sistema de justicia penal operado con suma crueldad con intereses racistas contra las comunidades negras e hispanas. 

En un escrito del prestigioso jurista colombiano Rodrigo Uprimny, miembro del Consejo de derechos Económicos,  Sociales y Culturales de la Organización de Naciones Unidas “ONU”, se hacía alusión a un editorial de una importante revista financiera en donde se planteaba la siguiente tesis: “A mayor Tasa de Encarcelamiento, que es la cantidad de presos por 100.000 habitantes, mayor es la eficiencia del sistema penal”. Y entre las muchas cifras anotadas, aparecía que, EE.UU. calificado con eficiencia altísima tiene una Tasa de Encarcelamiento cercana a 700, mientras que en Alemania y Francia, sólo tienen una Tasa de Encarcelamiento inferior a 100, no significando con esto, que esos dos países europeos tengan sistemas penales ineficientes. Casi todos los analistas del tema aceptan que el sistema penal estadounidense, según su Tasa de Encarcelamiento, no es eficiente sino excesivo;  y además, discriminatorio pues recae desproporcionadamente sobre afros y latinos.

El Fiscal General de EE.UU. Eric Holder, desde el 2013 ya había presentado una iniciativa “Smart on Crime” que buscaba reducir la población carcelaria, con penas más bajas y medidas alternativas para muchos crímenes no violentos. Igualmente les dio instrucciones de que evitaran solicitar agravantes obligatorias que estén basadas en sentencias penales previas, a menos que la conducta del acusado justificara este tipo de sanciones severas. La pregunta que surge es, ¿Por qué en Texas también hay  desobediencia en estos temas hacia el  gobierno federal?

Y, James B. Jacobs, connotado catedrático, Director del Centro de Investigación del Delito y la Justicia de la Escuela de Abogacía de la Universidad de Nueva York (NYU), en un juicioso compendio, argumentó que la naturaleza fundamental del sistema penal de EE.UU. reside en la Constitución y en la Declaración de Derechos con sus diez primeras Enmiendas, y es la Constitución la que inspira la organización judicial federal y de los Estados, y es la Constitución la autoridad decisiva sobre lo que es permisible.

Jacobs también afirmó: “La Constitución de los Estados Unidos de América reconoce los derechos, garantías y libertades fundamentales de todos los habitantes del territorio estadounidense. El más importante de estos derechos, en lo que se refiere a la justicia penal estadounidense,  es el que le otorga al acusado la Presunción de Inocencia, por lo que le corresponde al gobierno demostrar la culpabilidad de este, más allá de una duda razonable”.

Derechos fundamentales como la presunción de inocencia, el debido proceso legal, el asesoramiento de un abogado que defienda al acusado con ética y de manera apropiada, la prohibición de penas excesivas, crueles e inhumanas, entre otros, constituyen la armazón judicial federal y de los estados, ya que así lo dispone la Constitución, especialmente, en las enmiendas Quinta, Sexta y Octava.

El Código Penal Modelo, redactado por el Instituto Norteamericano de derecho, prominente organización de reforma de las leyes, es el documento de mayor influencia en el derecho penal substantivo estadounidense, y allí se consagra,  que uno de los principios más arraigados del Derecho Penal de EE.UU. consiste en que no puede haber responsabilidad penal sin haber culpabilidad.

¿Por qué entonces en Texas, y en EE.UU., se coaccionan a los acusados para que firmen Declaraciones de Culpabilidad sobre hechos ilícitos inexistentes o por delitos cuya culpabilidad no está demostrada?

Es hora de acabar con la indiferencia y la falta de solidaridad, es hora de terminar con el prejuzgamiento y la doble moral; porque aunque por ahora tal vez usted no se sienta victimizado, el sistema plutocrático impondrá sus reglas. Los plutócratas deben saber que es tan perjudicial el desdeñar las reglas como el ceñirse a ellas con exceso.  Solo si nos ven educados, informados y convencidos de nuestra fuerza, comprenderán que la unidad es la variedad, y la variedad en la unidad es la ley suprema del universo.

ARNOBY BETANCOURT
ESCUELA COMUNITARIA DE DERECHOS HUMANOS DE TEXAS
Noby627@yahoo.com

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