“Cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño, por primera vez, el dedo de su padre, lo tiene atrapado para siempre”
Gabriel García Márquez
Hoy es un buen día para compartir algunas anécdotas con ustedes, amadísima familia, porque sin una familia, se siente uno sólo en el mundo.
Con motivo del día del Padre, he recordado mucho a José Aurelio, a quien nuestras jóvenes generaciones ignoran mucho de su vida. Era un hombre muy sabio, que por fuera, parecía duro y espinoso, aunque en su interior era puro, dulce y muy tierno, como quizás lo puedan recordar el queridísimo AQ y Alvarito, a quienes cuidaba con esmero, pues ya disfrutaba de su jubilación.
A veces el hombre más pobre deja a sus hijos la herencia más rica; y puedo decirles que José Aurelio nos dejo un legado moral, social y familiar, que hoy resulta incuantificable. Por ejemplo, como olvidar que la casa de José Aurelio y Dioselina era un nido familiar con abundancia de generosidad e igualdad, en donde compartíamos y disfrutábamos amorosamente, a muchos seres queridos, familia y amigos.
José Aurelio era fascinante, había ido a la escuela, pero a ayudar a pintarla; sin embargo su sapiencia, sus conocimientos y su actuar con seguridad y firmeza, lo hacían docto. El vecindario del Jardín, lo llamaba “Doctor Betancourt”, además por su porte y caballerosidad.
Los viejos, me decía él, desconfiamos de la juventud porque también hemos sido jóvenes; tú puedes hacer locuras, pero compórtate como una persona normal. Atrévete a ser diferente, pero hazlo sin llamar la atención. Recordarán, que a Arcesio cuando era niño, le decían “Locuras”.
Aun me retumban sus palabras, cuando en la última navidad de su vida, nos amonesto severamente a Arcesio y a mí, por una falta en que habíamos incurrido con Rosaura, una prima que vivía con nosotros. Al final de la catilinaria me dijo; “Jamás olvides que el tesoro de la familia se convertirá en el mas valioso, si uno es capaz de compartirles todo el amor que uno tenga en el corazón; y nunca debes juzgar al amor por un sufrimiento vivido”.
Una vez, Harvey lo increpo con palabras muy duras, y al verlo duramente golpeado, me le acerque y lo abracé. Y me puso su mano tiernamente en mi mejilla, y después de un profundo suspiro, me dijo: “Por severo que sea un Padre juzgando a su hijo; nunca será tan severo como un hijo juzga a su Padre”. “No existe nada bueno ni malo; es el pensamiento humano el que lo hace aparecer así”. Eso de la severidad y dureza de los hijos ya lo padecieron varios de mis hermanos padres.
La más grande lección que de él recibí, comprendiéndole amorosamente sus humanas equivocaciones, fue la dignificación, la autoridad, la majestad, y el amor tan sin igual que siempre le dio a nuestra amada madre Dioselina.
Hoy mi deseo ha sido compartirles algo tan grande y maravilloso que preservo intacto en mi corazón.
Debo confesarles que mi sueño es morir joven con una edad muy avanzada, aunque morir mañana es tan bueno como morir cualquier otro día, ya que él que está acostumbrado a viajar, sabe que siempre es necesario partir algún día. Por eso les conté mi sueño, para que se me haga realidad.
Todos al nacer ya sabemos llorar y necesitamos aprender a reír, a servir y a amar. Es por esto que hoy, día del inicio del solsticio de verano, del simbolismo de la Luz, con un poderoso sol iluminándonos en el día mas largo del año, ya qué es hoy, cuando el sol más temprano sale y más tarde se oculta; les quiero compartir el mensaje final de Albert Einstein, dejado en una carta a su hija, Lieserl: “Hay una fuerza extremadamente poderosa para la que hasta ahora la ciencia no ha encontrado una explicación formal. Es una fuerza que incluye y gobierna a todas las otras. ESTA FUERZA UNIVERSAL ES EL AMOR. Cuando los científicos buscaban una teoría unificada del universo olvidaron la más invisible y poderosa de las fuerzas que lo explica todo y da sentido en mayúsculas a la vida. Ésta es la variable que hemos obviado tal vez por miedo, ya que el amor es la única energía del universo que el ser humano no ha aprendido a manejar a su antojo.”
AMADA FAMILIA
Con toda la fuerza de mi corazón, inundado de todo el amor que ustedes me han dado, permítanme decirles: Gracias Imperecederas.
"La buena organización es aquella a través de la cual
los que la integran realizan tareas superiores a las
que individualmente parecían capaces de efectuar"
ARNOBY BETANCOURT
ESCUELA COMUNITARIA DE DERECHOS HUMANOS DE TEXAS
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